La subcontratación o en sus siglas en inglés Outsourcing tiene como objetivo principal la reducción de gastos directos de la compañía, basados en la subcontratacion de servicios que no afectan a la actividad principal de la empresa.

La subcontratación es una tendencia que se está imponiendo en todo el mundo y consiste en la contratación externa de recursos mientras la organización se dedica exclusivamente a la razón de su negocio.

El Outsourcing tiene su origen en EEUU en los años setenta y se relacionaba con los servicios informáticos relacionados con la realización de contratos de gestión de activos referidos al procesamiento de datos ya que estos cada vez se iban extendiendo más cual piojos en la cabeza, y se precisaba cada vez más poder responder a las necesidades de las empresas de obtener un mayor rendimiento de dicha información y a las altas inversiones derivadas del coste del hardware. Se esperaba del proveedor externo especializado una mejor asignación de los recursos técnicos y humanos. El ámbito informático de estos contratos marcó la pauta de la futura forma de entender los servicios de subcontratación que comúnmente se identifica como hemos dicho a la externalización de servicios informáticos.

Será en los años 90 cuando otras actividades como la logística, los servicios jurídicos, etc. empiezan a alcanzar niveles de desarrollo dignos de ser considerados como outsourcing debido principalmente al crecimiento del número de empresas de tecnología en los primeros años 1990 que no eran lo suficientemente grandes para mantener departamentos propios de atención al cliente.

En un primer momento, el outsourcing era considerado simplemente como un medio para reducir significativamente los costes; sin embargo en los últimos años ha demostrado ser una herramienta útil para el crecimiento de las empresas.

La ventaja fundamental que aporta la subcontratación se obtiene cuando se permite a los directivos concentrarse en los aspectos directamente relacionados con su negocio, dedicándose al desarrollo de sus capacidades clave y liberando recursos tanto humanos como de capital y de gestión, para concentrarlos exclusivamente en las actividades que constituyen su negocio principal.

Entre las principales ventajas competitivas podemos encontrar:

1. Generación de barreras de entrada
2. Mayor rapidez de acceso a las innovaciones de autónomas
3. Reducción de costes que se obtienen básicamente de una amplia utilización de las inversiones, innovaciones y aptitudes de los proveedores externos y una modificación de la estructura de costes
4. Reducción de riesgos empresariales
5. Aumento de la flexibilidad organizativa.

En definitiva la historia de la subcontratación constata su importancia como estrategia empresarial ya que aporta infinidad de ventajas entre la que destaca la reducción de costes, tarea esencial para la competitividad de la empresa.

Por J.M. Trinidad